sábado, 11 de agosto de 2018

PANTANO DE BURGUILLO: COLA DEL ALBERCHE.

Hoy he desempolvado el kayak tras más de dos años en dique seco, no por reparaciones de la nave sino del palista. Pelillos a la mar.

Empezamos remando suavemente desde la cala contigua al Camping Pantano del Burguillo en el km 16,5 de la AV-902 , ya que tiene un cómodo acceso al agua y está a una distancia seductora de nuestro destino.

Estamos en la Reserva Natural del Valle de Iruelas, últimas estribaciones de Gredos.




La rutilla es muy simple, ida y vuelta con 9,8 Km de navegación y pese a ello sirve, con mucho, para desconectar del mundanal ruido.


Embarcamos el 7 de Agosto de 2018 pero un inusual mes de Junio, lluvioso y tardío, ha permitido que el pantano esté al 70,65 % de su capacidad.


El Pantano lleva su propia estadística y traza una rayita por cada sorbo que le quitan.


Nuestro objetivo es remontar la cola del pantano para saludar al Alberche que reposa  bajo rocas y gravas  su agotado cauce de verano. Esto lo suele hacer tras el puente del Rincón.

El recorrido se desliza sobre el amplio valle de Navaluenga, y el único contratiempo que se presenta hoy son algunas rachas de viento que hacen balancear al kayak y rehusar en su trayectoria. Es fascinante ver los dibujos que el viento se inventa sobre la superficie del agua.

Desde nuestra butaca flotante observamos varias viviendas a orillas del pantano, privilegiadas por su situación algunas se aprovechan como embarcaderos para alquiler de piraguas y escuela de vela, y a medida que nos adentramos aguas arriba la presencia humana va desapareciendo, dando tregua a la naturaleza que se manifiesta con sosiego y paz, enturbiada a veces por el zumbido de los vehículos cuando la carretera se aproxima al pantano.


Con tanto Sol necesitamos resguardarnos en las sombras de los árboles y comer un poco.

El cauce se va encajando en varias revueltas, y la superficie del agua se espeja en grandes remansos a cubierto de los vientos. Solo las dorsales de las carpas arañan la superficie y sus fuertes chapoteos salpican de ruido el silencioso pantano. De repente una carpa, hambrienta de insectos se aproxima veloz hacia mi kayak largo rato inmóvil, lleva la boca abierta y avanza frenéticamente hasta darse cuenta de que la observo. ¡Zas! Viraje, salto e inmersión, todo en menos de un segundo. Lástima de no haber llevado la cámara a mano.


En este grupo escultórico la Naturaleza empleó millones de años, pero mereció la pena. 


Seguimos zigzaguendo de una orilla a otra, aprovechando las calas que forman los arroyos al desembocar en el pantano. En estos entrantes, a resguardo de vientos y curiosos, las avecillas se relajan buscando alimento, también lo hacen garzas, patos silvestres, anfibios, etc siendo estos rincones propicios a la observación.

Rocas zambulléndose sigilosas al acecho de confiados kayakistas
Hay que dejarse llevar, sin palear, silenciosos e inmóviles, de esta manera tendremos la fortuna de verlos de cerca y abandonarnos en una sinfonía de trinos y cantos de ribera.

Dos garzas escudriñan con su pico las orillas del pantano y la elegancia de sus movimientos se pierde al oírlas graznar con voz áspera y ronca , las lavanderas saltan de roca en roca sin mojarse, su trinar es dulce y melodioso, y tras un recodo nos topamos con un águila perdicera, pero no estoy seguro de su identificación, lo que si pude observar es cómo daba cuenta de una carpa bien rebañada y de buen tamaño.

Me aproximé lentamente, a tan solo 8 metros del festín, me lanzó una mirada y sin aspavientos remontó el vuelo con cierta indiferencia, al fin y a la postre ya había comido.


Esta rapaz busca la rama de su pinar para reposar la comida recién servida

Finalmente percibimos un ruido cada vez más intenso, ruido de torrente y nuestra navegación se vislumbra impracticable tras un horizonte de rocas aborregadas entre las que se adivinan las aguas del Alberche fluyendo por debajo. Y así fue, final de nuestro trayecto, solo quedaba darse la vuelta y volver por donde habíamos venido, por un pequeño paraíso.


A la vuelta de este recodo El Alberche se escucha cantarín entre sus últimos rápidos.
Roca granítica saliendo a tomar el sol















Resumen:      Javier Sánchez

Fotografías:   Eva Sánchez


Éstas, mas viejas y astutas se arremolinan a la sombra



domingo, 1 de junio de 2014

KAYAK DE PLASENCIA A CARCABOSO: PEREGRINOS DEL JERTE


Olvidemos por un momento esa imagen espectacular del Valle del Jerte que casi todos conocemos, esa imagen de los cerezos en flor, o de las bravas gargantas excavadas en el duro granito de Gredos, y rindamos un pequeño homenaje al río fértil y reposado que riega los campos extremeños desde Plasencia hasta su desembocadura con el Alagón, refresco ocasional para esos esforzados peregrinos que remontan el río siguiendo la Ruta de la Plata.

Este recorrido de 11 km se planificó embarcando cerca del puente de la autovía A66 en el término de Plasencia y terminando en el área recreativa de Carcaboso, allí donde el pasado mes de Mayo iniciamos otro descenso con final en Galisteo.
De esta forma hemos recorrido y constatado la navegación desde Plasencia hasta la desembocadura del río Jerte con el Alagón, en Galisteo, 27 Km aguas abajo, tramo amparado en los permisos de la Confederación Hidrográfica del Tajo.
El inicio de este primer recorrido se proyectó buscando un punto de embarque accesible en coche, lo más próximo a Plasencia sin rebasar el límite permitido, la Central del Berrocalillo. Para ello elegimos el camino de servicio que parte del km 4,6 de la carretera local EX - 370 de Plasencia- Carcaboso y muere a escasos 100 metros del río. Más tarde descubrimos otro acceso más cómodo, a orilla del Jerte, sin  tener que utilizar la estrecha carretera de servicio de la CHT. (Ver plano de la ruta).

Escarmentado por los naufragios de la salida anterior por el Jerte, imaginándome bocabajo, inmerso a menudo bajo un firmamento de arena y algas sobre mi cabeza, allí donde mi brazo busca desesperadamente el tirador rojo del cubrebañeras, acobardado por la incertidumbre de quedar atrapado bajo las ramas de viejos olmos caídos, no hacía otra cosa que tratar de disuadir a mis compañeros de travesía para irnos a otros cauces más predecibles. Pero no lo logré.
-¡Allá vamos!, esta vez con los kayaks neumáticos. - ¡Al menos son más estables!.
Embarcamos en un precioso remanso del río dejándonos vencer por la tímida corriente, con el traqueteo lejano y cadencioso de los coches al atravesar las juntas de dilatación del puente de la E66.


Enseguida el rugido del agua va ganando intensidad, un primer rápido lleno de grandes piedras nos acecha, trazamos un zigzag buscando el mejor trayecto entre dos rocas para no empezar bocabajo este descenso.
Superado con éxito este inconveniente, encadenamos una serie de tramos tranquilos donde aprovecho para serenar también mi maltrecho ánimo.



Decidimos enseguida tomar tierra en una diminuta playita para aumentar la presión de inflado, ya que con la temperatura del agua, los kayak pierden rigidez y flotabilidad.
Pronto comienzan las estrecheces, más bien las penurias. -¡Estoy mayor!, lo reconozco al relatarlo.

Las copas de los árboles oscurecen el río y los arbustos dejan el hueco justo para reverenciarte ante ellos, como prueba de sumisión. Algunos incluso, te golpean, te miran mal y te zarandean para que desistas. Además, y no por casualidad, sino por simple física de fluidos, el agua se confabula y se encajona con desprecio, hasta el punto que oyes como te alza la voz. Dejas entonces de remar, y con la pala del remo en posición de ataque apartas las ramas de la cara, pareciendo más un Quijote fuera de lugar que un intrépido kayakista.

Pero esta vez los gigantes no logran derribarnos, y la tozudez de estos anchos kayaks nos salva de los primeros remojones.








De vuelta a la serenidad del río nos recreamos observando una naturaleza sosegada, donde una bandada de ánades comunes se eleva extrañada por nuestra presencia. Un centenar de metros más adelante, son las garzas las que rompen el silencio del Jerte aleteando perezosamente desde las ramas más escondidas. Por detrás, un solitario azulón nos adelanta en vuelo rasante, y sin cambiar su trayectoria aguas abajo, se pierde haciendo destellar su plumaje metálico.


En estas observaciones "Zen" estábamos, cuando de nuevo vemos brillar la lámina de agua, preludio de probables naufragios, y que solo la pericia y la suerte los evitaron.
Durante todo el trayecto esta era actividad principal, palear plácidamente en los remansos y tratar de salir a flote en los virajes del río con ramas por sombrero y telarañas de velo. De tal manera, que dentro del kayak llevábamos más polizones que Noé en su arca. Toda clase de insectos, en especial arañas y opilones, que a su pesar se convirtieron en  emigrantes accidentales,

-¡Cómo se agradece el neopreno!. Pese a lo incómodo que resulta llevarlo, al caer la tarde, caen también los kamikazes mosquitos tratando de acabar con los navegantes.

Y cuando más confiados bajábamos, el río nos reservaba alguna sorpresa. Primero nos engañaba llevándonos por un ramal infranqueable que tuvimos que remontar a contracorriente. Más tarde, y en tres ocasiones, tuvimos que saltar al agua para salvar grandes troncos atravesados, afortunadamente el río  no llevaba corriente, por lo que solo supuso unas pequeñas maniobras de izado de los kayaks.

Tres horas más tarde el Gps nos indicaba que el puente de Carcaboso se encontraba a vuelta de esquina, y así fue, con gran alegría para todos nosotros.

Sacamos las embarcaciones del agua, nos felicitamos por la travesía, y…  -¡Hala, a cambiarnos de ropa rápidamente que nos chupan la sangre, bajo agudos picotazos y manotazos fallidos!





LUGARES DE INTERÉS

CARCABOSO:

Parque de Miliarios 
Situados a la parte derecha de la Iglesia y en el que se pueden ver MILIARIOS que se han encontrados en el término del pueblo.
Un miliario es una columna que se colocaba en el borde de las calzadas romanas para señalar las distancias cada mil passus (pasos dobles romanos) es decir, cada milla romana equivale a una distancia de aproximadamente 1.481 metros.

Iglesia
En el pórtico de la Iglesia se pueden presenciar dos columnas miliarias, de la época de los emperadores Trajano (98-117) y Adriano (117-138), contemporáneos a los Santos Mártires patronos de la población.

Centro de interpretación de la calzada romana y ruta Jacobea
Abierto al público hace tan solo unos meses y que cuenta con documentos impresos para informar al Peregrino en su camino a Santiago, maquetas e información sobre la VIA DE LA PLATA.

Ayuntamiento
Situado en la Carretera de Valdeobispo nº 1.

  

PLANO DE LA RUTA:




Participantes: 
Charo Sánchez-Elez, Blanca Fernández, Emilio Herrera y Javier Sánchez

sábado, 3 de mayo de 2014

KAYAK RIO JERTE UN VIAJE PASADO POR RAMAS


Teníamos en mente llevar a cabo la travesía desde Plasencia hasta la desembocadura del Jerte con el río Alagón, pero hacerlo todo en un día saliendo desde Madrid, sin conocer este tramo de 27 Km, era poco prudente. Decidimos por tanto acortarlo en unos diez kilómetros, embarcando en Carcaboso.


Iniciamos el descenso en el área recreativa situada en la entrada del pueblo, casualmente el 3 de Mayo, en plena Romería de Carcaboso.


Con un tiempo espléndido y un caudal alto embarcamos con las dudas habituales- ¿Seremos capaces de llegar a los coches sanos y satisfechos? ¡Vamos allá!
La oropéndola (Oriolus oriolus
El caudaloso curso de color oliva empuja a nuestros coloridos kayaks con algo de corriente; ya no es el jovencito torrente de aguas cristalinas que regaba los cerezos del Valle del Jerte.
A su paso por las vegas y poblaciones ha ido añadiendo vegetación y arcillas en suspensión. No obstante el trayecto es ahora cómodo, relajante y amenizado por el vuelo de numerosas aves, entre los que destacamos en esta ocasión una pareja de preciosas oropéndolas.


Garza (Familia Ardeidae) 
Al atardecer observamos como alzaba el vuelo una gran zancuda, seguramente por su porte y color gris azulado se trataba de una garza real, o tal vez una garza azulada.

Innumerables patos silvestres, y una gran fauna avícola y de ribera distraen nuestra atención.... ¡y de oca en oca a remar toca, y de puente a puente ..nos metemos en la corriente!. ¡Atentos, llegamos a los rápidos!
















ENTRE RISAS Y RAMAS
El trayecto, dócil en su mayor parte, alterna zonas de ancho caudal con estrechamientos donde el agua se acelera formando rápidos, de fácil superación, si no fuera porque a menudo en estos tramos se conjugan  el viraje del río con la abundante vegetación de ribera. Ramas de árboles y arbustos obstaculizan entonces las maniobras. El resultado, vuelco de la mitad de las embarcaciones con los argonautas al agua, a merced de la corriente, despeinados por las ramas, desorientados, iluminadas las caras de un rojo intenso, con la angustia expresada en los ojos por no saber cuando parar, tratando de hacer pie, buscando el remo, también el kayak, porque la gorra visera ya forma parte de los tributos cobrados por el río.
¡En fin, risas y carcajadas de los que aún se mantienen a flote, divirtiéndose con el hundimiento de la armada naval! El resto buscamos una orilla donde vaciar el agua de los kayaks, recobrar el aliento y unirnos al clac de las risas.



(Emilio, Charo y Aida comentan el naufragio)
Resulta importante destacar la importancia de llevar neopreno, chaleco de seguridad y casco; por ridículo o exagerado que parezca a la hora de embarcarnos. La seguridad nos hará disfrutar con estas pequeñas dificultades. También hay que evitar llevar cordinos y atalajes sueltos que puedan provocar el atrapamiento entre las ramas, ya que la corriente del río nos impide zafarnos en estas situaciones comprometidas. También es conveniente llevar en un bolsillo con cierre una navaja mosquetonable o corta cabos. ¡Atención a los sedales de los pescadores y a los anzuelos colgados del nailon en los zarzales!

PUENTE ALDEHUELA DEL JERTE
Después de 16 kilómetros de descenso, dejamos atrás varios puentes de nueva ingeniería que salvan el río en carreteras y autovías y un último puente de obra civil musulmana, que no romana, como dicen llamarlo, hasta dibujarse claramente sobre nuestras cabezas la torre del Castillo de Galisteo, La Picota. Estamos llegando por tanto al final de nuestro viaje, en el término de Galisteo. Un kilómetro aguas abajo, buscamos el remanso donde con anterioridad habíamos dejado el coche.


ZONA IDEAL PARA EL DESEMBARQUE Y RECOGIDA
En este amplio rellano, a orillas del reciente maridaje entre el Jerte y el Alagón pusimos a secar plácidamente los archiperres naúticos, bajo el dorado sol del atardecer. 










De partida hacia Madrid nuestra mirada recorría la impresionante muralla de Galisteo, su castillo y su "Picota".

http://fotosydemashistoriasdegalisteo.blogspot.com.es/2012/01/la-picota-palacio-ducal-de-la-villa-de.html
La construcción actual del castillo fue levantada por los cristianos sobre otra anterior de origen musulmán. Convertido en Palacio por y para el duque Fernández Manrique de Lara, III conde de Osorno, representa un excelente motivo para contemplar el pasado histórico de esta vega del río Alagón.

Galisteo, cuyos orígenes se remontan a las épocas romana y árabe, vivió una gran época de esplendor entre entre 1229 y 1837, cuando fue la villa capital del Señorío de Galisteo, en cuyo territorio se encontraban aldeas como Pozuelo de Zarzón, Guijo de Galisteo, Montehermoso y Carcaboso.

Tras la disolución del señorío en 1837, la villa ha quedado reducida a una pequeña localidad de regadío. De su importante pasado queda en pie la muralla de Galisteo, que todavía rodea completamente la parte antigua de la villa, y junto a la cual se encuentra la torre del homenaje conocida como La Picota, considerada como el mayor símbolo del municipio.

DETALLES DEL RECORRIDO:           PARTICIPANTES:

Charo Sánchez-Elez
Aida Sánchez
Emilio Herrera
Jose Antonio Fernández
Javier Sánchez  

     
FotografíasJosé Antonio Fdez.

Vídeo:            Emilio Herrera


Montaje:       Javier Sánchez 

ORTOFOTO DEL COMIENZO DEL RECORRIDO BAJO EL PUENTE DE CARCABOSO



ORTOFOTO DEL FINAL DEL TRAYECTO EN LA RIBERA DEL RIO ALAGÓN (GALISTEO)















jueves, 10 de abril de 2014

TRAVESÍA POR EL BOLARQUE: EL CASTILLO DE ANGUIX

Esta travesía discurre en aguas represadas del Tajo navegando en el Embalse de Bolarque, Guadalajara.

Iniciamos el trayecto cerca del salto de Entrepeñas, sobre el punto kilométrico 19,700 de la CM 2009 que une Sayatón y Entrepeñas.(30T  x=518439  y=4481347 European 1950).



Partimos pues de una explanada donde dejar tres o cuatro vehículos y acceder cómodamente al embalse.
Nuestro objetivo era subir al castillo de Anguix y contemplar una panorámica espectacular del Tajo, convertido en una serpiente esmeralda que se desliza a través de la sierra caliza de Altomira.



Recuerdo que hace años el acceso al castillo no estaba vallado y este entorno era un punto singular para pescadores y aquellos que queríamos disfrutar de un bonito día de campo.
Lamentablemente los actuales dueños de esta finca tienen cercados kilómetros de parcela, siendo imposible acceder al embalse por este margen del Tajo. Ponerle puertas al campo es una cacicada más a las que tristemente nos estamos acostumbrando.
Las riberas de los ríos, lagos y zonas costeras deben disponer de servidumbres de paso, formando parte del patrimonio y disfrute de los ciudadanos de un país. 
No es el cometido de este artículo debatir sobre la conveniencia o no de limitar los accesos a zonas naturales, pues en muchos casos esto se hace únicamente con fines particulares y lucrativos, y no con criterios conservacionistas. ¡Bien que arrasan, vuelan laderas y asfaltan caminos cuando interesa plantar algarrobicos, que como bien sabéis no son árboles forrajeros sino mega hoteles en Parques Naturales!


¡Bueno, vamos a mojarnos si, pero con agua dulce y cristalina que a eso hemos venido!



El recorrido desde el embarque hasta el recodo del río donde abandonamos los kayaks a pie del Castillo es de 9,4 Km., unas dos horas, poco más.
Un plácido trayecto fluvial entallado entre margas y calizas adornado por riscos y estratos verticales, cuchillas de roca caliza que más parecen murallas de vetustas ciudadelas, que fenómenos geológicos.


La subida al castillo es evidente porque un arroyo desemboca en la pequeña ensenada que se torna enseguida en sendero y nos conduce a la fortaleza, siempre visible a nuestra derecha, desde donde nos vigila erguida en el otero.
En un kilómetro de subida progresiva, y un último tramo para resoplar, se alcanza esta roca amurallada.
Este castillo construido en el siglo XII  ha sido más objeto de posesión, vigilancia y resguardo del caserío de Anguix, que testigo de batallas y maniobras estratégicas o defensivas.



EL CASTILLO DE ANGUIX







Las famosas crónicas de Abderramán III lo citan, asombrándose de la orografía del terreno, repleto de peñas recortadas e impresionantes desfiladeros. También, le atrajeron las fuentes al salto que realiza el Tajo a su paso por la zona. Aunque a los árabes les encantaba, no pudieron conservarlo, puesto que los señores feudales lo reconquistaron entre los años 1085-1117.

Lo que hoy se conserva permite imaginar la estructura en torno a la torre del Homenaje o primitiva fortaleza. La planta actual es de tipo pentagonal, con murallas de unos seis metros de altura, restos de torreones cilíndricos en las esquinas y otro hacia poniente, que abomba y amplía lo que en origen fue una estructura paralelepípeda.

Su recinto exterior contaba con barbacana más baja que le cubría por los lados norte y oeste –más accesibles en los ataques –, mientras que la abrupta pendiente le protegía por el sur y el este. El interior ha sufrido varios derrumbes, pero conserva aún la entrada a un aljibe que ocuparía el patio central –muy pequeño, pues la fortaleza no llegaba a alcanzar los 25 metros de longitud en su eje más largo –. La fuerte torre del Homenaje es lo más destacado de todo el conjunto arquitectónico, se conserva bastante bien y confiere al edificio su prestancia antañona y evocadora.A pesar de todo, el castillo de Anguix es una de las piezas más bellas del nutrido plantel de los castillos de Guadalajara.” 

PLANO DEL RECORRIDO:



Fotos: José Antonio Fernández y Javier Sánchez







sábado, 12 de octubre de 2013

KAYAK EN EL EMBALSE DEL ATAZAR

Un paseo en piragua por el Embalse de “El Atazar”


Salimos desde Madrid por la A1 en dirección a la Cabrera, donde cogimos un desvío señalizado a El Berrueco, lo continuamos hasta Cervera de Buitrago donde el Canal de Isabel II ha abierto el área recreativa llamada la Marina.
Paramos a echar un vistazo pero la cancela de paso estaba bajada, así que continuamos la carretera durante medio kilómetro más. Pronto se interrumpe y se convierte en una pista intransitable para vehículos. Dejamos los coches y en apenas cien metros, alcanzamos la orilla del embalse.
Evitamos utilizar el embarcadero de La Marina, porque este área está diseñada para aquellos que desean alquilar los kayaks, o tomar clases de vela, o simplemente disfrutar de unas instalaciones pensadas para el ocio familiar. Además abren a partir de las diez o las once de la mañana y el precio para acceder a estas infraestructuras es, en mi opinión, muy caro.
Embarcamos y tomamos rumbo noroeste, buscando la cola del embalse, en dirección a la Presa de Villar.


El trayecto nos envuelve en un paisaje sereno y fresco con telón de fondo en la Sierra de Guadarrama. En las orillas del embalse, los caprichosos bolos graníticos nos ofrecen motivos para acercarnos y rozarlos con el Kayak, como si sintiéramos la necesidad de acariciarlos. Siempre he reflexionado cómo la naturaleza nos ofrece constantes muestras de arte, fuente de inspiración de escultores y pintores surrealistas.











Paleando suavemente entre los diedros y formas aborregadas del granito, pudimos distinguir una pequeña forma semiesférica con patas. Era una pequeña tortuga tomando un baño de sol, esforzándose en aprovecharlo estirando patas, cola y cuello; lo que le delató ante nuestra presencia. A medida que nos acercábamos se iba ocultando en su caparazón, recatadamente, hasta dejar solo la cabeza para no perdernos de vista.
(Posible ejemplar adulto de galápago leproso –Mauremys leprosa-)



Pronto llegamos al cañón del río Lozoya. Aquí el trayecto se encajona en un pequeño desfiladero que concluye con dos ejemplos de la ingeniería hidrográfica inaugurada en 1972, un puente de piedra que da servicio a las labores de mantenimiento del CYII y la presa de Villar. Desde abajo, respetando la distancia de seguridad obligatoria, nos sorprendemos ante la pericia del hombre, dominando la tenacidad del agua, en un enclave armonioso e inquietante a la vez.

Nos dejamos llevar por la leve corriente, girando a merced del viento y sentados en nuestra butaca privilegiada. El desfiladero giraba en torno nuestro y el graznido de tres grandes cuervos ambientaba nuestra expectación.










Ahora toca regresar a la playa donde habíamos dejado los coches, son otros casi cinco kilómetros, pero la ruta ha merecido una vez más la pena.









Ver este vídeo resumen:


INFORMACIÓN:

Plano de la ruta















Distancia de la Playa contigua a la de La Marina hasta la Presa de Villar = 4,7 Km

Nota sobre el área recreativa La Marina:

Marina de Cervera
Se encuentra situada en el embalse de El Atazar, el primero en capacidad de la Comunidad de Madrid, dentro del término municipal de Cervera de Buitrago.
Además, esta área recreativa es la única base náutica en la Comunidad de Madrid que cuenta con una escuela de vela adaptada para discapacitados.
En esta área se pueden practicar tres tipos de deportes:
·        Vela
·        Windsurf
·        Remo
Más información
http://www.canalgestion.es/es/compromiso/deporte/areas/marina/
Base náutica de la Marina
Calle de la Iglesia, s/n
28193 Cervera de Buitrago
Teléfono: 912 932 047 (De lunes a viernes
de 09:00 a 19:00 horas)



Participantes en esta salida:

Joaquín Rullas
Eva Sánchez
Javier Sánchez
Grabado en Octubre de 2013
En el Embalse de El Atazar
Rio Lozoya